Por una vez y sin que sirva de precedente, la "Reina de
Podemos" me ha gustado en general, pero creo que dos horas son excesivas
para presentar la moción de censura. Es de agradecer que se haya controlado y
que no se haya prodigado con esos gritos mitineros que tanto la deben gustar,
puesto que los utiliza. Por cierto, antes de que algún imbécil me salte al
cuello, quiero aclarar que el apelativo “Reina de Podemos” se lo ha puesto ella
misma al prestarse a aparecer en la portada de Tiempo, y muy complacida por
cierto debido a la amplia sonrisa que enarbola. Igualmente, ese mismo grupo de
imbéciles me acusara de machista por criticar a una mujer, cómo si no fuera
posible que una mujer sea una inútil de la misma manera que lo puede ser un
hombre. A esos imbéciles les digo que lo que ellos me digan o piensen de mí “me
la bufa” (frase recientemente utilizada por el “Amado Líder”).
En cuanto a este último, el "amado líder"…
Voy a hacer una pausa para explicar esto porque hoy, algún imbécil, estaba interesado en este tema en chat. ¿Por qué le llamo
así? Por la actitud de sumisión total de la camarilla que le rodea, que le
regala los oídos y lo adula de manera nauseabunda al estilo de Kim Jong-il en
Corea del Norte.
Cómo decía, le he visto en general flojo y por un momento he
temido que intentara emular al "tío Fidel", seguramente santo de su
devoción, en cuanto a la duración, pero gracias a Dios ha concluido a las dos
horas cincuenta, más o menos. Pablo pierde mucha frescura cuándo lee los
discursos, lo malo es que en muchas ocasiones confunde la tribuna de oradores
con el escenario de un acto público y pega un mitin.
Nos ha deleitado con un exhaustivo relato de la historia de
la corrupción, indudablemente muy ligada al Partido Popular, y en general ha
estado bien, pero cuándo se ha remontado a Primo de Rivera he temido que continuara
hasta el duque de Lerma, valido de Felipe III, uno de los más grandes
especuladores de la historia.
Las medidas anticorrupción que ha expuesto me parecen bien,
pero creo que se han perdido en la maraña histórica igual que la mediadas de gobierno.
Muy poca gente, me refiero a los votantes, se van a tragar
las dos horas y pico de Irene y las casi tres horas de Pablo. Y ¿qué van a
hacer? Ir a los resúmenes de los medios de comunicación y de la prensa digital,
medios entre los que tenemos pocos amigos y que no van a ser favorables.
Rajoy es un tipo que se crece en el cuerpo a cuerpo
parlamentario: desgraciadamente, en eso, es bueno. Creo que se ha preparado
este debate y algunos medios le dan ganador. Además, no tiene que convencer a
todos los españoles, solo tener contentos a sus votantes incondicionales.
Algo parecido le ocurre a Pablo. Sus seguidores
están encantados, esa caterva de izquierdistas fundamentalistas, hooligans
descerebrados, trepas, estómagos agradecidos y militantes de boquilla. Me temo
que es a ellos a los que ha dirigido esta moción de censura, a los que le
jalean. El problema es que a diferencia de Rajoy esos incondicionales no
coinciden con los cinco millones de votantes que no llevaron a las Cortes. Podemos
ha pasado de hacer política de grandes magnitudes, hacer politiquilla de
colegas, de los que viven una realidad irreal que les hace errar en sus
análisis políticos. Esa tropa cree que las masas españolas claman por la unión
de las izquierdas, cuándo la realidad es que les da igual: a los votantes les
da igual. Básicamente a los españoles les preocupa el trabajo y ganar el dinero
suficiente para pagar su casa y tener un ocio aceptable. Lo demás es añadido y
mientras no entendamos esto nos ira mal y de la mano de organizaciones viejunas
y casposas cómo el PCE-IU nos ira peor.