PODEMOS es un partido
formado al calor de los buenos resultados de las últimas Elecciones Europeas.
Ya sé que estaba inscrito desde enero de ese año, pero me refiero a la enorme
confluencia de gente a nuestro partido. Cuándo se conoce que se han conseguido
cinco europarlamentarios, se produce la avalancha. Llega gente procedente de
otros partidos, unos conservando su afiliación, otros resentidos con el PCE-IU
principalmente, o con otras formaciones políticas, e incluso algunos
expulsados, o invitados amablemente a irse de esos mismos partidos. También
hemos llegado un montón de personas que no tenemos ni idea de política y que no
hemos militado nunca o casi nunca en organizaciones políticas (en mi caso hace
35 años que lo dejé). En mi opinión, nosotros damos un aire fresco y renovador
a esta organización porque no estamos corrompidos por las prácticas imperantes
en los partidos tradicionales. El problema es cuándo toda esa purrela política
quiere hacerse con el control de la organización, unos a nivel nacional, y
otros a nivel local. Y cómo encuentran resistencia por parte de los compañeros
que creen en este partido emanado de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre, no
dudan en intentar manipular, cuándo no destruir.
Muchos de estos
personajes, a los nuevos no nos ven bien, no les gustamos. Con sus estrechas y
fosilizadas mentes, no entiendes por qué ellos llevan toda la vida dándose
cabezazos sin conseguir nada, y los nuevos, capitaneados por un tío con coleta,
llega y consigue mucho más que ellos. Ni lo entienden ni lo entenderán nunca.
Hace poco publiqué en
Plaza Podemos y en mi blog un post titulado: “Elecciones municipales: por finlo entiendo”. En él, afirmaba que un buen número de oportunistas se había
acercado a los círculos para poder tener oportunidad de conseguir un sillón
municipal, y que ahora comprendía algo que su momento no entendí: que no nos
presentábamos a las municipales. Esos mismos oportunistas políticos son los
causantes del gran número de problemas que están surgiendo en los círculos, no
solo en Madrid, también en el resto del estado. Dimisiones de consejeros y
secretarios generales, asambleas de círculos que se convierten en batallas
campales con insultos y descalificaciones, incluso en algunos casos, agresiones
físicas.
Tenemos cuatro años (hasta
las próximas municipales) para limpiar los círculos de todos estos personajes.
Una primera medida podría ser que en la próxima Asamblea Ciudadana Estatal,
dentro de dos años y medio, se presente una enmienda para prohibir también la
doble militancia en el ámbito municipal. Así mismo, la Comisión de Garantías
Democráticas, debería estudiar de oficio la situación de todos los compañeros
que están participando en supuestas candidaturas de unidad ciudadanas, al
margen de los principios de PODEMOS.
Trabajemos para las
elecciones autonómicas y para las generales. Dentro de cuatro años, será el
momento de asaltar los cielos municipales. Las prisas no son buenas para nada.
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