“A fin de
ilustrar más completamente el error de negarse a oír a determinadas opiniones
porque nosotros, en nuestro propio juicio, las hayamos condenado, será
conveniente que fijemos la discusión en un caso concreto; y elijo,
preferentemente, aquellos casos que son menos favorables para mí, en los cuales
el argumento contra la libertad de opinión, tanto respecto a la verdad como a
la utilidad, está considerado como el más fuerte. Supongamos que las opiniones
impugnadas son la creencia en Dios y en la vida futura, o algunas de las
doctrinas corrientes de la moralidad. [...] Pero debe permitírseme observar que
no es el sentirse seguro de una doctrina (sea ella cual sea) lo que yo llamo
una presunción de infalibilidad. Ésta consiste en tratar de decidir la cuestión
para los demás, sin permitirles oír
lo que pueda alegarse por la parte contraria. Y yo denuncio y repruebo esta
pretensión igualmente cuando se refiere a mis más solemnes convicciones. Por
positiva que pueda ser la persuasión de una persona no sólo de la falsedad,
sino de las consecuencias perniciosas de una opinión —y no sólo de estas
consecuencias perniciosas, sino para adoptar expresiones que terminantemente
condeno de su inmoralidad e impiedad—, si a consecuencia de este juicio
privado, aunque esté apoyado por el juicio público de su país o de sus
contemporáneos, prohíbe que esa opinión sea oída en su defensa, afirma quien
tal haga, su propia infalibilidad. Y esta presunción, lejos de ser menos
reprensible o peligrosa, por tratarse de una opinión que se llama inmoral e
impía, es más fatal en este caso que en cualquier otro”.
John Stuart Mill, Sobre la libertad
Hace muchos años, participe muy activamente en las campañas
de protesta por el consejo de guerra contra Albert Boadella y Els Joglars por
el estreno de la obra de teatro: “La torna”. No fue en la época de Franco, fue
a finales de 1.977, en plena transición, cuándo el capitán general de Cataluña,
ordeno la detención de Boadella y el fin de las representación de la obra.
La libertad de expresión y la consiguiente proliferación de
ideas, fue fundamental en el desarrollo de movimientos sociales cómo la Guerra
de Independencia Norteamericana o la Revolución Francesa, que sacudió
poderosamente los cimientos de las estructuras monárquicas de Europa. También
fue fundamental durante la Transición española. Un programa televisivo de
debate: “La Clave”, era líder de audiencia (en aquellos años, los “lideres”
políticos si asistían a ellos). Había revistas que venían de la época de la
dictadura (y que sobrevivieron a la represión) cómo: “Cuadernos para el
dialogo”, “Triunfo”, o “Cambio 16”. También había revistas de contenido
teórico-político cómo “El Viejo Topo” y “Transición”. Fomentar las ideas, esa
es la clave. Lo era antes y los sigue siendo ahora.
Ahora, el peligro, no solo llega de la rancia y corrupta
derecha española, y los partidos tradicionales (centro izquierda e izquierda)
vendidos a su poder económico, el peligro esta entre nosotros. Y esta
representado por personas que, lejos de ser capaces no ya de analizar, sino de
respetar mínimamente otras opiniones, están tan imbuidos por su propia e
inamovible verdad, que la quieren imponer al resto, cortando cualquier tipo de
debate o intercambio de ideas.
Entiendo PODEMOS cómo una organización viva dónde se debate
y se intercambian ideas, y dónde no pueden tener cabida posicionamientos
ideológicos radicales que coartan la libertad de expresión. Y no porque esas
posiciones ideológicas pudieran ser ilícitas, al contrario, son muy respetables
(depende del punto de vista de cada cual), sino porque en la defensa de esas
ideologías, se intenta coartar la libertad de expresión de los demás, y si no
se consigue, se recurre a la descalificación personal o al insulto.
Es imprescindible respetar la opinión de todos y mantener la
cortesía necesaria en cualquier tipo de debate. Todos juntos SUMAMOS, por
separado RESTAMOS.
¡JUNTOS PODEMOS!
Este debate esta también en Plaza Podemos:
http://www.reddit.com/r/podemos/comments/2llptj/libertad_de_expresi%C3%B3n/
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