La
sinagoga Pinkas (1.535) forma parte del complejo de monumentos judíos de Praga.
Está adosado al Cementerio Judío, una extensión encajonada entre los edificios
del centro de la ciudad y donde no se entierra a nadie desde hace más de 200
años, el último fue Moses Beck en 1.787. Mientras paseo entre las tumbas
observo las piedrecillas que los visitantes dejan sobre las lapidas, algunas
con mensajes escritos en pedacitos de papel. Una de las tumbas principales es
la del rabino Löw (1.520 – 1.609). Se le atribuían poderes mágicos, y según la
leyenda creó una figura de arcilla, el Golem, a la que dio vida introduciéndole
una piedra en la boca. Pero el Golem enloqueció, y el rabino, después de
quitarle la piedra de la boca, lo ocultó en el ático de la sinagoga Staronova
(1.270), la sinagoga gótica más antigua de Europa. Creó al Golem para protegen
a los judíos de Praga, pero al enloquecer no pudo cumplir su misión. La
sinagoga Pinkas en una pequeña muestra de hasta donde puede llegar la brutalidad
y el horror. La totalidad de sus muros están repletos con los nombres de los
judíos checos (bohemios y moravos) asesinados por los nazis. Miles y miles de
nombres, hasta 80.000, familias enteras que de repente, ante mis ojos, dejan de
ser abstractos, anónimos y pasan a ser reales y tangibles. La emoción me
sobrepasa, intento leer nombres, fechas…, pero no puedo. En los pisos
superiores veo los dibujos que los niños checos hicieron en Auschwitz-Birkenau:
en ellos hay muchos dragones malos. No hay posibilidad de polémica porque no
voy a entrar en ella. Algunos me diréis que los judíos tal o cual o que ahora
hacen esto o aquello. Y por supuesto tenéis
razón. Pero para mi no son judíos, son seres humanos, iguales a los
palestinos, camboyanos, hutus y demás pueblos o individuos, que han sufrido,
sufren o sufrirán los caprichos de la política, el racismo o la religión. Nunca
visitaré Auschwitz-Birkenau. Sé muy bien lo que allí hay y lo que voy a ver.
Esa visita no va a afianzar mis ideas, como no lo ha hecho este monumento. La
sinagoga Pinkas me ha pillado por sorpresa, no lo esperaba, y me ha
impresionado.
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