Soy treky lo confieso, me gustaría haber
tenido la orejas de punta y ser un montón inteligente, pero no, mi único
signo de distinción es que soy calvo, y mucho, pero me da igual, estoy
acostumbrado a mi despejado look: son
ya muchos años. ¡Joder! Ya me estoy enrollando.
El universo Star Trek es fascinante como dirían mis admirados Sr. Spock y subcomandante T’pol.
Claramente es un universo seudosocialista. Por supuesto teórico. Solo es real
en las pelis de Hollywood, que nadie se asuste. No existen las guerras en el
planeta Tierra, solo las que se libran contra los malos interestelares, a bordo
de sus asépticas naves espaciales. El hambre y la enfermedad, fueron erradicados
varias generaciones antes, cuándo los humanos se abrieron a nuevas culturas con
ánimo de entender, comprender y respetar. La cultura, pública por supuesto,
llega a toda la sociedad sin importar los costes o la clase social del
estudiante (no hay clases sociales). No hay millonarios, multimillonarios o
semimillonarios; tampoco hay pobres de algún tipo. No hay multinacionales que
globalicen la economía a costa de la dignidad de las personas. Como dijo
alguien en una canción: «la dignidad no da dividendos». No te clasifican por la
riqueza que tienes: tanto tienes tanto vales. No importa si barres la calle o
eres el capitán de una nave estelar. No importa si vienes del otro lado del
mar. No importa si vienes de otro país (no existen), pero tampoco importa si
vienes de otro planeta. Todo el planeta está globalizado, pero no importa,
porque la gente trabaja para realizarse a sí mismos, con espíritu de servicio a
la sociedad, aunque pueda sonar sorprendente. No existe el dinero o la riqueza
cómo la conocemos hoy, y por lo tanto no hay corrupción.
Y algo muy importante, no importa si tu
piel es negra, amarilla o blanca. Solo existe una única raza: la raza humana.
Sé que soy un soñador, pero que bonito
seria que se hiciera realidad el «mundo Star
Trek». ¡Seria la hostia!
Por el momento, me conformaré con seguir
coleccionando las pelis, las series de TV, y visualizarlas periódicamente. Por
el momento, no me ha dado por disfrazarme de vulcano, klingon o ferengi, aunque
estos últimos, además de orejones, son tan calvos cómo yo.
Calvito.
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