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miércoles, 29 de julio de 2015

La Reserva Federal: mentiras, estafas, robos y medias verdades.




De golpe, Marx y su socialismo saltaron a la actualidad. Cuándo estalló la crisis, la última crisis, algunos economistas y políticos, de los «enteraos», ni se sonrojaron al proponer una socialización temporal de la economía capitalista. Ante la hecatombe económica mundial, los gobiernos se reunieron, los 7+1, los 20+unos pocos. Un montón de políticos dispuestos a tomar decisiones para arreglar lo que no está en sus manos arreglar, pero eso sí, parte de sus inútiles propuestas pasa por abaratar el despido, eliminar derechos laborales y recortar servicios sociales a los ciudadanos. Como diría mi admirado Sr. Spok: «¡fascinante!».

Marx cuenta como los capitalistas compran a bajo precio la fuerza de trabajo de la clase obrera como si fuera una mercancía más, provocando una plusvalía a su favor que va aumentando paulatinamente. Pero siendo esto muy interesante, lo más importante es cuando describe minuciosamente las relaciones entre los propios capitalistas, principalmente de cómo los capitalistas superiores no tienen problemas en merendarse a los capitalistas inferiores; no de cómo se devoran entre ellos, sino de cómo el pez grande se come al chico. Todo ese proceso culmina en una crisis que es el comienzo de un nuevo proceso, y así sucesivamente, hasta que la clase obrera tome el poder por la fuerza y acabe con el capitalismo. Hasta aquí la teoría. Su obra puede dar lugar a innumerables interpretaciones, pero yo creo que Marx, aunque acertó en su análisis, estaba lejos de sospechar la verdadera dimensión del problema.

Algunos años después de su muerte, un grupo de cuatro supercapitalistas que desde el final de la guerra civil ya habían hecho de las suyas, los conocidos cómo los gigantes: Vanderbilt, Rockefeller, Carnegie y J.P. Morgan, (cada uno de los cuales controlaba un monopolio estratégico), comenzaron una globalización económica a escala mundial, que controlaría a su antojo, no solo la economía, también a los gobiernos de las principales naciones, incluidos los EE. UU. e iniciaron una sucesión de acontecimientos que condujeron a la creación de la Reserva Federal de los EE. UU. (FED) y que provocaron, de una manera controlada y organizada: crisis económicas, paro, miseria, guerras mundiales y millones de muertos, pero que al mismo tiempo, enriquecieron desmesuradamente a sus cuatro protagonistas y a unos cuantos más.



Una de las causas principales de la independencia de los EE. UU., fue la prohibición por parte del rey inglés de acuñación de moneda por parte de las colonias, obligándolas a pedirlo al Banco Central de Inglaterra. Este funcionaba como todos los bancos centrales, produciendo la moneda, controlando el suministro de dinero y la inflación e imponiendo las tasas de interés a las que presta el dinero. Eso supuso que las colonias pasaron a ser deudoras de la Corona puesto que tenían que devolver el dinero prestado con elevados intereses. Una vez conseguida la independencia, Franklin y Jefferson se encargaron de que no volviera a ocurrir y los EE. UU. funcionaron sin Banco Central hasta la primera década del siglo XX.
Jefferson, en una carta de 1.816 a John Taylor dice: «Creo sinceramente, que las entidades bancarias son más peligrosas que los ejércitos permanentes y que el principio de gastar dinero para pagarlo en años venideros bajo el nombre de financiación, es estafar al futuro a gran escala».
La moneda dólar estaba respaldada y era convertible en oro como ponía en los billetes hasta mediados del siglo anterior. La desconfianza de los ciudadanos era tal que todos los intentos por imponer un BC, principalmente a partir de la Guerra de Secesión, fracasaron.
En 1.907, nuestro grupo de grandes capitalistas se había unificado (solo quedaban Rockefeller y J.P. Morgan que había adsorbido a los otros dos), y decidieron poner fin a esta situación y crear un nuevo sistema que pudieran controlar. Formaron un nuevo grupo de escogidos, respaldados por poderosas empresas, y formado por cuatro banqueros y financieros internacionales: DJ Rockefeller (Standard Oil-Exxon Mobil), JP Morgan (JP Morgan&Co, General Electric, Corporación Americana del Acero), Paúl Warburg (Banco MM Warburg-Alemania, Kuhn-Loeb&Co, Wells Fargo) y el barón Rothschild (NM Rothschild&Sons-Inglaterra). Juntos comenzaron un periodo de desestabilización económica y política, que provocó el que posiblemente sea el mayor robo de la historia, no solo americana, mundial.
Hacia falta un lío muy gordo para que la situación comenzara a cambiar y nuestros cuatro protagonistas decidieron organizar una crisis. JP Morgan comenzó a difundir falsos rumores sobre la posible quiebra de un gran banco. Presos de pánico, los americanos corrieron a retirar sus fondos, (recordemos que los sistemas de protección actuales no existían), los bancos, ahogados, comienzan a reclamar los créditos y los clientes tienen que vender sus propiedades para hacer frente a los pagos, provocando una espiral de quiebras, paro y miseria, principalmente, como siempre, de la clase obrera y media. El Senado norteamericano abrió una comisión de investigación presidida por el senador Nelson Aldrich que dictamino que seria necesario crear un Banco Central (¡oh, que sorpresa!). El senador Aldrich estaba emparentado por matrimonio con la familia Morgan.
En 1.910, en una reunión secreta en el coto de caza de Jekill Islan (Georgia) propiedad de JP Morgan y a la que asiste el senador Aldrich, se redacta la futura “Acta de Reserva Federal”. Salvo Aldrich, en la reunión no había ningún legislador, solo banqueros, y el senador fue el encargado de presentar la futura ley en el Senado norteamericano para que iniciara su tramite parlamentario. La ley fue votada en una sesión muy poco concurrida por las vacaciones de Navidad, y firmada por el presidente Woodrow Wilson, que fue elegido en 1.913 con el apoyo “entusiasta” de nuestros cuatro financieros. Años más tarde reconoció que fue el mayor error de su presidencia.




Cuando entro en vigor la Reserva Federal de EE. UU. (FED), se dijo a los ciudadanos que la ley evitaría definitivamente las crisis económicas. ¡MENTIRA!, entre 1.914 y 1.919, la FED incrementó un 100 % el suministro de dinero en grandes prestamos a bancos pequeños. En 1.920 cortaron el suministro económico y los pequeños bancos se hundieron creando una situación de pánico similar a la de 1.907. ¿Por qué lo hicieron? Para hacer una primera criba: 5.400 bancos quebraron y fueron comprados por los grandes a precio de saldo.
Pero solo fue el primer paso de una operación mayor, entre 1.921 y 1.929, la FED incrementó otra vez el flujo de dinero un 62%, e impulsaron un nuevo producto bancario: el «préstamo margen». Este producto, permitía a todo el mundo comprar acciones en bolsa pagando solo el 10% de su valor, (os suena de algo), el resto lo prestaban los corredores al servicio de los grandes bancos. La trampa estaba en que se podía reclamar en cualquier momento y se tenía que pagar en 24 horas.
Unos meses antes de octubre de 1.929, los cuatro grandes se retiraron sigilosamente de la bolsa, para posteriormente comenzar a reclamar masivamente el pago de los prestamos margen provocando el «Crash del 29».  El día 24, se pusieron a la venta 12.894.650 acciones sobrevaloradas en medio de una demanda nula. Los bancos intentaron frenar la sangría comprando acciones, pero el 28 se desató el pánico y salieron a la venta otros 33.000.000 de acciones. La historia es sobradamente conocida, pánico, quiebras masivas, incluso suicidios. En los dos años siguientes, 5.096 bancos pequeños (en el total de la crisis unos 9.000) y 33.000 empresas, quebraron y los grandes compraron corporaciones enteras pagando una miseria. Con toda seguridad fue el mayor robo de la historia norteamericana y mundial.
La FED, en lugar de incrementar el flujo de dinero para salir del colapso económico lo redujo drásticamente alimentando la depresión más grande de la historia. El paro llegó al 25 %, y de los que trabajaban, el 63 % lo hacia a tiempo parcial. En 1.933 con la excusa de acabar con la depresión, el patrón oro fue abolido y todos los ciudadanos americanos fueron obligados a entregarlo al Tesoro, bajo pena de 10 años de prisión. Técnicamente el Dólar pasó a estar respaldado por… nada. Pero la codicia y el egoísmo de nuestros coleccionistas de millones no tiene fin y prepararon nuevos manejos en los siguientes años.




Antes de la crisis del 29, desde el mismo momento de la creación del FED las guerras se sucedieron periódicamente, algunas aprovechando conflictos ya existentes y en otros creándolo artificialmente. Nuestros capitalistas sabían perfectamente el enorme volumen de negocios que genera una guerra, porque a todos los contratos de armamento y de servicios hay que añadir la financiación. El FED presta con interés el dinero necesario para el conflicto y los gobiernos americanos de turno no tienen reparo en pedirlo.
En la 1.ª Guerra Mundial la opinión publica americana no quería saber nada de la guerra en Europa. Durante una reunión reservada, el asesor del presidente Wilson, el coronel Edward House, hombre de los banqueros, negoció una forma de entrar en la guerra con sir Edward Grey, secretario de exteriores ingles. A propuesta de Grey, los dos acordaron que lo mejor seria que los alemanes hundieran un barco de pasaje americano. Hábil e intencionadamente, el 7 de Mayo de 1.915 encaminaron al transatlántico Lusitania cargado de pasajeros y de armas, a una zona infectada de submarinos alemanes. Fue torpedeado y 1.200 personas murieron, provocando una ola de indignación entre la opinión publica americana, (que siempre resulta fácilmente manejable), y su entrada en la guerra. En el lado americano, la guerra causó 323.000 muertos, al gobierno le costó 30.000 millones de dólares, en su mayor parte pedidos al FED con sus intereses correspondientes. Solamente JD Rockefeller, ganó con la guerra 200 millones de dólares más. Dólares de la década de los diez.
Pero este solo fue el primer gran negocio bélico del FED y sus banqueros asociados, lo peor estaba por llegar.



Durante unos meses antes del ataque a Pearl Harbor, Roosevelt ahogó literalmente la economía japonesa con restricciones de petróleo y ayudas al gobierno chino. Según diversas fuentes, desde varios meses antes, los socios de la FED conocían los planes japoneses para atacar Hawai y no hicieron nada para evitarlo, al contrario lo fomentaron. ¿Qué interés tenía Roosevelt en entrar en la guerra? Los Roosevelt son banqueros desde el siglo XVIII y su tío Fredrick estuvo en la junta del FED.
En Europa, los nazis tenían dos apoyos muy importantes. Por un lado IG Farben que produjo el 84% de los explosivos alemanes durante la guerra y el gas Zyckon B, usado en los campos de exterminio. IG Farben estaba participada por la Standard Oil&Co de Rockefeller. La misma Standard Oil que durante la mayor parte de la guerra estuvo vendiendo a los alemanes un aditivo especial que necesitaban sus aviones para volar. La última venta entre Standard Oil e IG Farben fue por valor de 20 millones de dólares. Gracia a esa venta los alemanes pudieron machacar Londres durante los terribles bombardeos de 1.940-41.
La otra fue la Unión Nanking Corp de Nueva York (Unión Bank). Financió el ascenso al poder de Hitler, financió la guerra y blanqueo el dinero nazi. Su propietario era la familia Harriman (tenía alguna relación con Fritz Thyssen) y su director y vicepresidente, Prescott Bush, padre de presidente y abuelo de presidente.
El FED por supuesto financio la guerra con sus intereses correspondientes. El resultado total de la guerra es demoledor: 60.000.000 de muertos. EE. UU. 298.000, Reino Unido 400.000, Francia 541.000, Japón 1.920.000, Polonia 5.820.000, Alemania 7.660.000, China 13.500.000, URSS 17.500.000, pero hubo más países afectados.
Esta sangría de muertos no paró a los banqueros del FED, que continuaron financiando la guerra de Corea, y sobre todo Vietnam, donde las perspectivas de negocio eran gigantescas. Durante el «Incidente del Golfo de Tonkin», el 28 de Julio de 1.964, unas lanchas vietnamitas atacaron a los destructores americanos anclados en el lugar. Con la excusa del ataque, los americanos aumentan el esfuerzo de guerra y comienzan a llevar hombres y material para acabar con los enemigos comunistas. Todo muy bien, perfecto, salvo por el hecho de que el «Incidente de Tonkin» nunca existió: fue un montaje del Gobierno de Lyndon B. Johnson, del secretario de defensa McNamara y de los servicios secretos norteamericanos para aumentar el despliegue norteamericano. Vietnam fue una guerra que se diseñó para no ganarla, para mantenerla activa el mayor tiempo posible. Mientras esto ocurriera, los contratos millonarios de armamento serian mucho más millonarios. Con este «incidente», Johnson recibió plenos poderes para la guerra y además levanto las restricciones comerciales con el bloque soviético que suministraba el 80% del armamento a Vietnam del Norte. Eso permitió que otro Rockefeller, David, financiara fabricas militares en la URSS, por lo que nuevamente, esta familia, volvía a vender armas a los dos bandos.
Los soldados americanos tenían las manos atadas, las reglas de enfrentamiento les impedían tomar la iniciativa militar sin pedir permiso a algún alto jefe militar, que normalmente lo denegaba. No querían ganar la guerra. Cuando por fin acabo, 58.000 soldados americanos y 3.500.000 vietnamitas habían muerto (1.000.000 eran los llamados combatientes, el resto civiles).



Desde que apareció el comercio, surgieron ciertos personajes que acumularon riquezas mediante la manipulación y el fraude. Ya en el antiguo testamento se alerta sobre estas prácticas, en Isaías 1:22 el profeta denuncia la devaluación monetaria: “Tu plata se ha vuelto escoria, tu vino está mezclado con agua”. Asimismo en el Levítico, el Dios dice: “No seáis deshonestos con las medidas de longitud, de peso o de capacidad. Tened balanza justa, peso justo, medida justa y sextario justo…” (Lev. 19:35-36). Esto demuestra que desde los primeros momentos la figura del explotador era normal. Cuando apareció la primera banca de reserva fraccionaria, los juristas romanos la condenaron por fraudulenta y legalmente insegura.
Al principio nombré a Jefferson. En una carta de 1.802 al secretario del tesoro Albert Gallatin dice:  Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron.”

La clave esta en el control de la emisión de la moneda, porque con ello controlas el flujo monetario y la inflación. El mismo Rothschild decía: «Denme la emisión de la moneda y no me importara quien este en el gobierno». Y lo consiguieron. La composición actual del FED es difícil de concretar, he encontrado la composición en 1982 y comprobaréis que básicamente los fundadores siguen presentes a través de sus sucesores:
—Bankers Trust Company 438,831 (6%)
—Morgan Guaranty Trust 655,443 (9%) 1.093.274 (15%) JP Morgan - Rothschild
—Bank of New York 141,482 (2%) Morgan – Kuhn, Loeb
—Chase Manhattan Bank 1,011,862 (14%)
—Manufacturers Hanover 509,852 (7%) 1.521.714. Rockefeller
—Chemical Bank 544,962 (8%) E Mayer - Lazard Freres Citibank 1,090,813 (15%) Samuels, Goldman Sachs
—European American Bank & Trust 127,800 (2%) Bahamas
—J. Henry Schroder Bank & Trust 37,493 (5%) Rothschild (Paris)
—National Bank of North America 105,600 (2%) National Wesminter London



Asimismo, adjunto unas consideraciones que he encontrado en la red y que resume la realidad de lo que es el FED:
—No es Federal (no es una institución gubernamental), ni es Reserva (no mantiene ninguna reserva por ley).
—No es un banco central, es un banco privado.
—Sus dueños no todos son estadounidenses (los Rothschild son de Londres y Berlín; Lazard de Paris; Israel Moses Seif de Italia; los Kuhn, Loeb y Warburg de Alemania) y las familias Lehman, Goldman, Sachs y Rockefeller de Nueva York.
—Como banco privado que es, no paga ningún impuesto, ni federal ni estatal.
—Aunque constitucionalmente su funcionamiento depende del congreso, nadie puede cuestionar ni influir en su política monetaria.
—Emite dólares sin ningún control, pero critica a quien hace lo mismo.
—No trabaja en interés del pueblo estadounidense, pues este está endeudado con ellos por una cantidad estratosferita de + - 7 billones de dólares (7.000.000.000.000 $) (5.542.000.000.000 €) (1.164.702.000.000.000 Pts.).



De los escritos de Marx se desprende que los capitalistas están por encima de sus gobiernos nacionales, que son meros títeres, instrumentos en sus manos, pero sigo pensando que se quedó muy corto en su análisis. Estos macrocapitalistas manejan los hilos del mundo a su antojo y para ellos nuestras vidas son simplemente mercancías sin importancia, son prescindibles.
Esta crisis se solucionara cuando ellos quieran, para empezar un nuevo ciclo y desencadenar una nueva crisis dentro de 15 ó 20 años, o antes.
Todo ese dinero, miles y miles de millones de dólares o euros, que los gobiernos van a soltar para solucionar la crisis creada por los “otros” sale del mismo sitio: la Reserva Federal de los EE. UU. y del Banco Central Europeo, y lo tendrán que devolver con sus correspondientes intereses.
Pero siempre son capaces de dar una nueva vuelta de tuerca. Si el año que viene, se firman los tratados de libre comercio que en secreto están negociando (TTIP con EE. UU. y el CETA con Canadá), la soberanía de los parlamentos nacionales europeos desaparece. La sociedad del bienestar, ya gravemente comprometida, pasara a la historia definitivamente.
Me diréis que soy pesimista y posiblemente lo sea. Pero aun así, lo que si se es que hay que seguir luchando y no arrojar la toalla. 
Calvito