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viernes, 4 de marzo de 2016

Flash Gordon


Flash Gordon es uno de los mejores (yo diría que el mejor) cómics de la historia. Su creador, Alex Raymond, publicó las primeras viñetas el 7 de Enero de 1934, y fue la respuesta al éxito del cómics Buck Rogers que se publicaba desde 1.928. El cómic cuenta las aventuras de un jugador de futbol americano, Flash Gordon, que por azares del destino y en compañía de su novia, Dale Arden, y del primero malo y luego bueno Dr. Zarkov, luchan contra el malísimo Ming, tirano de la galaxia, por la liberación del planeta Mongo. A lo largo de los más de treinta años de vida del cómic no solo lucharon contra Ming, también participaron en innumerables aventuras, no solo contra otros villanos, también aventuras de trabajos realizados en construcción de infraestructuras espaciales, como la ocasión que llevaron trozos de hielo del cinturón de Saturno a Marte para crear lluvia.
Mi afición a la ciencia ficción comenzó a muy temprana edad, a mediados de los años sesenta, cuando TVE programó una serie de marionetas: Guardianes del Espacio. Los protagonistas se dedicaban a salvar el planeta a bordo de sofisticadas naves que operaban bajo tierra, bajo el agua, en el aire, e incluso en el espacio. Todo muy militar, salvo la bella lady Penélope que lo hacia vestida de rosa a bordo de un Rolls-Royce del mismo color: todo muy pijo. Después llegaron Star Trek (en España: la Conquista del Espacio) y Espacio 1999 (en España: Perdidos en el Espacio). La primera la descubrí mucho más tarde porque la emitían en la Segunda Cadena (ahora La 2) y en esos años no la captábamos en casa: era minoritaria en la España de la época. Con la segunda viajaba a mundos desconocidos, planetas fantásticos, razas y culturas desconocidas y en muchas ocasiones delirantes.
Pero el "bum" galáctico lo tuve con Flash Gordon. Por un cumpleaños, mi cuñada me regaló dos libros de la editorial Burulan que aun conservo. Yo ya leía los cómics de la Marvel y ella lo sabía. Inmediatamente, me di cuenta de que este cómic era distinto, nada que ver con los Cuatro Fantásticos, Estela Plateada o la Masa. Con Flash mi imaginación volaba a bordo de potentes naves espaciales (tipo cohete) a los lugares más recónditos de la galaxia. Fantaseaba convirtiéndome en héroe galáctico inmerso en increíbles proezas siderales. Gracias Flash, me convertí en aficionado a la ciencia ficción y posteriormente en un treki moderado: todavía no me he disfrazado.

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